jueves, 9 de junio de 2016

El puente de los asesinos



Nápoles, Roma y Milán son algunos escenarios de esta nueva aventura del capitán Alatriste. Acompañado del joven Íñigo Balboa, a Alatriste le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano en Venecia para asesinar al dogo durante la misa de Navidad del año 1627, e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia. Para Alatriste y sus camaradas -el veterano Sebastián Copons y el peligroso moro Gurriato, entre otros-, la misión se presenta difícil, arriesgada y llena de sorpresas. Suicida, tal vez; pero no imposible.



El puente de los asesinos es la séptima entrega (que se dice rápido) de las aventuras del Capitán Alatriste. Si en la anterior novela, Corsarios de Levante, toda la trama transcurría en alta mar con batallas repletas de cañonazos y abordajes, y de las cuales yo no soy muy apasionado pues soy más hombre de secano, en ésta volvemos a tener al Capitán pisando tierra firme. Una conjura en la que él mismo se verá implicado, con dinero de por medio, lo llevará junto a su inseparable amigo y casi hijo Íñigo a tierras italianas. Allí se reencontrarán con viejos amigos y por supuesto con viejos enemigos que traen antiguas rencillas consigo.
Arturo Pérez Reverte vuelve a meter en un embrollo bastante gordo a su pobre, carismático y ya cansado personaje. Esta vez además se verá obligado a realizar una alianza con uno de sus mayores enemigos, lo cual le revolverá el estómago aun a sabiendas de que ésta es necesaria para salir con vida de este complicado lance. Una alianza de la cual el ya adulto Íñigo reniega llegando a duros enfrentamientos con Alatriste que los llevaran a que su relación se tambalee y pueda llegar a desmoronarse.
Venecia es la ciudad que el autor muestra con más detalle, utilizando la tan conocida prosa que imita al rico, y enrevesado, castellano antiguo. ¡Voto a bríos!, hideputa, vuesa merced, id donde os plazca, son algunas de las expresiones que podréis leer en este libro, entre otras tantas. Algo que ya sabréis de sobra los que ya hayáis a acompañado a Alatriste en una de sus aventuras.



¿Por dónde iba? Sí, Venecia. Una ciudad silenciosa pero llena de peligros que en vísperas de navidad se vuelve aún más reservada. Calles nevadas y asesinos furtivos, pero también amores imposibles que destrozan el corazón. Sin hablar de esa escena que nos llevará al futuro del Capitán Alatriste (y que os hará derramar alguna lágrima) gracias a la narración de ese Íñigo ya viejo y tan repleto de condecoraciones como de cicatrices.

En El puente de los asesinos nos encontraremos con cruces de espadas, pistolas disparándose, carreras desesperadas para salvar el cuello; en definitiva, Alatriste en estado puro. Con un duelo final épico que lo que consigue es dejar con ganas de más al lector que hace siete entregas que conoció a aquel hombre que “no era ni el más honesto, ni el más piadoso pero sí el más valiente”.

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