viernes, 18 de mayo de 2012

El invierno del dibujante

En la España de 1957 ser historietista era un oficio. No eran artistas, eran obreros de la viñeta. Cobraban a tanto por página (o por viñeta), trabajaban a destajo, siguiendo unos patrones establecidos e inamovibles. Renunciaban a sus originales y a sus derechos de autor a cambio del dinero cobrado. Pero en ese 1957 ocurrió algo que quebró la monotonía y sembró la esperanza. Cinco extraordinarios historietistas, famosos por sus personajes, osaron rebelarse.


Somos muchos los que crecimos leyendo las historietas (que no cómics) de la editorial Bruguera. Disfrutando de unos personajes que caminaban por las viñetas haciendo reír y llenándonos de curiosidad por saber quien se escondía tras la mano que con pulso firme los dibujaba. ¿Quienes eran Francisco Ibañez, Josep Escobar, Vázquez, Victor Mora, etc? 
Paco Roca tenía esa curiosidad, así que decidió quitarse esa espinita y al conseguirlo, al descubrir lo que se escondía tras las bambalinas de un teatro demacrado absurdo y repleto de esperpentos que era la España de la dictadura, llegó a la conclusión que debía compartir el conocimiento


Y así llegó El Invierno del Dibujante.

Con un dibujo ya característico (rostros redondeado con pocos detalles pero con personalidad en contraste con escenarios de un detallismo y realismo inigualable) no sólo nos relata en esta historia las peripecias de los historietistas de la época en si, si no que es esa época la que marca el ritmo y el compás convirtiéndose en la protagonistas.
Si hay algo que se deba remarcar de El Invierno del Dibujante es el realismo; de tal calidad y veracidad que más que un cómic es un documento sobre aquellos tristes años que vemos reflejados en cinco dibujantes (Escobar, Cifré, Peñarroya y Conti) que decidieron luchar por una libertad que no existía y perdieron. Aunque desde el punto de vista de Paco Roca, y narrando muchas veces más a través de las imágenes que del guión, los ganadores no se llevan trofeo y los vencidos no son los perdedores.
Color azulado para invierno

Una historia con estaciones y colores.

En una historia tan "simple" no cabría esperar ninguna sorpresa. Pero la hay. Y es agradable ver que el autor no ha tirado por el camino fácil, evitando narrar de formar lineal y saltando hacía adelante y hacía atrás en el tiempo, moviéndose por las estaciones. Estaciones que vienen representadas por unos colores que tintarán toda la página y que sirven como un maravilloso engaño visual para el lector.
Color amarillento para finales de verano


El Invierno del Dibujante es una gran historia. Realizada con cariño y afecto, algo a lo que nos tiene acostumbrado el autor. Con  un humor respetuoso y con unos personajes carismáticos (a tener en cuenta al granuja de Vázquez).
Lo peor de esta historia es que el tema o la pausada narración no te guste; aún así deberías darle una oportunidad y leer al menos una estación.

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